Embarque Virgen de las Mercedes

 Las fiestas de la Virgen de las Mercedes de Balerma son historia viva de este pueblo. En sus orígenes existía una cofradía, en su mayoría de pescadores, que con las rentas del pescado contribuía al mantenimiento y posteriores festejos. Con el paso de los años han sido numerosos los cambios producidos, y no siempre acertados. Los más pequeños disfrutaban de las fiestas de su pueblo, que se realizaba como todos sabemos en agosto, y ello a pesar de que su festividad en el calendario corresponde a septiembre. Algo tendrían que decir en esto los veraneantes de Berja y Dalías, que en la mayoría de los casos eran los propietarios de grandes casas con porche a la orilla de la playa. No hace tantos años, o sí, que la imagen en escayola de la escuela de Olot se paseaba a hombros por la orilla de la playa. Una imagen que ha sufrido bastantes cambios, basta recordar que la original se quemó en la República y que se trajo una imagen realizada en Olot y que el cura Don Emiliano trató de dar la importancia que merecía. La prensa almeriense se hacía eco de los festejos de Balerma en el siglo XX. En mi caso, guardo con mucho cariño un programa con más de medio siglo de historia y que nos cuenta como se divertían los balermeros durante los días 13, 14 y 15 de agosto. Se empezaba cada día con la gran diana con la banda de música y las comparsas de Gigantes y Cabezudos. La Misa cantada a gran orquesta y coro tenía lugar a las 11 de la mañana. El día 14 estaba reservado a la cucaña, la carrera de cintas, el concurso de bebedores de vino blanco y la quema de un castillo de fuegos artificiales en el agua. Todas estas actividades se realizaba a media mañana. Para el día grande estaba reservada a las 19:30 la PROCESIÓN DE NTRA. SRA. DE LA MERCED, con la asistencia de autoridades recorriendo el acostumbrado itinerario. A la salida y regreso al templo gran disparo de cohetes y traca. Finalizaban las fiestas a las 2 de la madrugada con una gran traca. El embarque no tiene fecha conocida, pero lo realizaban pescadores, como el caso de José Manuel Ferrón encargado en la última década de pasear la imagen por el litoral balermero, aunque sea a unas horas que es difícil de apreciar la belleza de la actual imagen desde el muro.