Aves acuáticas de gran tamaño, con plumaje negro y pico ganchudo. Inconfundible la mancha de color negra en el cielo, llegan en bandadas con su característica formación en V o en línea recta. Son muy sociables y pasan el invierno en nuestras costas. Gran número de ellos se quedan entre los charcones de Entinas y las Salinas Viejas de Cerrillos, donde se posan erguidos en rocas o palos con las alas colgando y entreabiertas. 
El otoño avanza, y algunos árboles cambian el color de sus hojas. El suelo se llena de hojas y los árboles de hoja caduca permanecerán desnudos hasta la llegada de la primavera. Una explosión de color se puede contemplar durante estos días otoñales en la Sierra de Gádor. El Pecho de los Aceres acoge una variedad de maravillas de la naturalza tanto florísticas como faunísticas. En la imagen un árbol caducifolio llamado acer granatense, que vive por encima de los 1600 metros en las zonas de umbría con orientación norte, rodeado de pinos y otras especies vegetales.
Athene noctua
Esta imagen tomada en la Sierra de Gádor corresponde a una pequeña ave de cola corta y color castaño. Mientras la hembra se camuflaba en la parte superior de un pino; el macho, de gran colorido azul pizarra, no paraba de llamar la atención sobre una roca a unos 70 metros, emitiendo un gorjeo aflautado. La fotografía tomada a 1800 metros ofrece dificultades por el carácter esquivo de este ave. 
Este pequeño pájaro nos visita todos los inviernos. Utiliza las lagunas de Guardias Viejas, y en ocasiones la explanada del Castillo; también en la Rambla de las Amoladeras hay concentraciones junto al carambolo. En febrero se han llegado a concentrar hasta 200 chorlitos en los pequeños charcos que se forman en los terrenos de las antiguas salinas. Utilizan para dormir el paraje de Punta Entinas Sabinar, pero a las 6.30 de la mañana empiezan a llegar los primeros bandos. Su marcha hacia los luagres de reproducción está próxima si continuamos con el buen tiempo. Todo un espectáculo que bien vale un madrugón.
